miércoles, 29 de febrero de 2012

Carolina Rodriguez

Todo empezó en una pequeña iglesia de León que un grupo de niñas utilizaba como gimnasio. De todas ellas llamaba la atención la más diminuta. Hija de padres sordos, Carolina Rodríguez emocionaba por una expresividad nacida de un hándicap que supo convertir en don para su gran pasión, la Gimnasia Rítmica. Tras retirarse y volver, con un tobillo maltrecho y con una edad inusual para una gimnasta, 25 años, Carolina tenía un reto.....

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